¿Fumar o vaporizar?

El uso de vaporizadores para consumir marihuana se ha vuelto cada vez más popular entre los entusiastas del cannabis.

La principal diferencia entre vapear y fumar radica en que en la vaporización no se produce combustión de la hierba, sino que se calienta a una temperatura específica. Este calor activa los cannabinoides y terpenos presentes en el cannabis, liberándose en forma de vapor para su inhalación. A diferencia de los métodos tradicionales de fumar como los porros o canutos, la vaporización ofrece ciertas ventajas para la salud debido a la ausencia de humo.

Aunque aún no se ha determinado si vapear es completamente seguro, se cree que puede ser más saludable que fumar. Esto se debe gracias a que las sustancias dañinas que se generan durante la combustión, se producen precisamente por este proceso. Por su parte, al vaporizar, no se quema la hierba, lo que implica que no se produce humo y, por ende, se inhalan significativamente menos toxinas y radicales libres en comparación con fumar un cigarrillo.

La práctica de vaporizar reduce significativamente el riesgo inmediato para tus pulmones. Según una investigación publicada en el Harm Reduction Journal en 2007, se constató que la vaporización del cannabis disminuye los posibles problemas respiratorios que normalmente se asociarían al acto de fumar marihuana.

Disminuye el olor

Gracias a la vaporización del cannabis, se eliminan por completo los efectos químicos derivados de la combustión de la hierba, lo que conlleva a la ausencia de los olores típicamente asociados al fumar. Como resultado, esta forma de consumo permite disfrutar del cannabis de manera discreta en cualquier momento y lugar.

Temperatura ideal

Un estudio realizado en 2009 examinó los impactos de la vaporización a diversas temperaturas. En esta investigación, los científicos vaporizaron cannabis a tres temperaturas diferentes: 170°C, 200°C y 230°C, evaluando la relación entre los cannabinoides y los subproductos (es decir, la pureza) del vapor para cada temperatura.

Se constató que, incluso con un aumento significativo en la temperatura, el vapor contenía una cantidad notablemente menor de sustancias tóxicas en comparación con el humo. Además, el estudio reveló que la mayoría de los cannabinoides terapéuticos, como el CBC, se liberan a una temperatura ligeramente inferior a la de combustión, específicamente a 232°C.